República Dominica.-La Semana Santa envuelve muchos mitos y hablar de ellos siempre genera una discusión, en especial cuanto se tratan los relacionados a la sexualidad.
Esta festividad que marca la última semana de la cuaresma, desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, es un tiempo donde la iglesia católica se dedica a recordar la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
A continuación, recolectamos los principales mitos sobre la semana más importante de la cultura católica y la realidad de estas situaciones.
No se come carne.
Esta es una tradición de 1950, que surge porque desde ese entonces el viernes era un día de recogimiento por la muerte de Jesús y se realiza un sacrificio; para muchos era no salir, para otros abstenerse de comer algo que por tradición es apetecible era otra forma de sacrificio; a pesar de que actualmente estos sacrificios no son realizados por la mayoría, sí existen otros como el ayuno, la abstinencia de algunas cosas, etc.
Te quedas pegado durante el sexo.
Uno de los principales mitos que existen sobre la Semana Santa, sobre todo en Viernes Santo, es que no se puede tener relaciones sexuales porque la pareja se queda pegada.
¿Qué tiene esto de cierto?
Nada, ya que es solo un mito-.
No se debe salir y disfrutar. Aunque muchos entiendan que Semana Santa es un tiempo de recogimiento, otros lo toman para vacacionar.
Pero, "por mandato", solo se puede escuchar música cristiana y no tener ninguno de los placeres mundanos.
No se juega.
Aseguran que no se puede participar en juegos de azar o se arruinará: Judas Iscariote también le dio mala fama a todos aquellos que de ahí en adelante quisieran obtener dinero de lo que pudiesen apostar, vender u ofrecer. Incluso a los que quieren jugar póquer sin dinero de por medio.
Lo mismo ocurre con los niños, ellos no tienen permitido jugar o hacer ruidos fuertes.
No se hacen quehaceres domésticos.
Aunque este es un mito conveniente para muchos, es solo un mito que viene de la Biblia, cuando Marta, la hermana de María, le decía a Jesús que esta debería ayudarle un poco en sus oficios.
Para Jesús fue más importante que ella dispusiera de tiempo para su palabra y, luego sí, el trabajo. En la tradición católica esto “distrae del recogimiento”. Incluso, no se podía viajar.