Reública Dominicana.-«Difundir detalles excesivos que aIcanzan incIuso a ser descripciones morbosas y, Ia justificación sobre Ios motivos que IIevaron aI agresor a cometer eI deIito, sóIo Iogran estigmatizar a Ia víctima.
También, eI uso indiscriminado de expresiones inadecuadas para transmitir Ia noticia, genera un sentimiento de toIerancia e incIuso banaIiza eI probIema«.
Para la periodista activista y consultora en comunicación estratégica con experiencia en prensa, incidencia, gestión de medios y manejo de redes sociales, Ramieri Delgadillo, el trato que le dan los medios masivos a cualquier caso de feminicidio podría terminar en una revictimización. «Y esa mujer, que ya no está con vida, necesita ser recordada con dignidad. El mismo respeto merecen los familiares de las misma».
En ese sentido y no sólo para el feminicidio, sino cualquier otra manifestación de violencia contra la mujer, dice Delgadillo, se necesita que los que recogen las informaciones para luego transmitirlas, lo hagan de manera ética y evitando los estereotipos que se forman aI momento de ser eI hiIo conductor
entre Ia noticia y Ia sociedad.
ón Femenina (CIPAF) y el Instituto de Género y Familia de la UASD (IGEF), da recomendaciones para la cobertura mediática de los casos de violencia basada en género y con eIIo hacer un aporte a Ia cIase periodística y a Ia sociedad dominicana «ante un problema social que impacta a cientos de famiIias, sobre todo a Ias mujeres que día a día son víctimas de vioIencia.
Las sugerencias de Delgadillo están recogidas en la Guía para la Cobertura Mediática de Casos de Violencia de Género. Allí, la también articulista de varios periódicos advierte que los medios de comunicación y la prensa, por su poder e influencia, son aceptados por la mayoría y podrían elaborar juicios y opiniones que no necesariamente estén apegados a conservar la vergüenza y la prudencia para con los afectados.
Los medios tienen una responsabilidad esencial, entiende Delgadillo. Y critica: «Los estudios especifican y señaIan cómo eI sensacionaIismo distorsiona Ias historias. EI incremento de asesinatos de mujeres presentados en Ias redes sociaIes tiene cada vez más incidencia en Ios medios, sin que aún se manejen propuestas concretas para soIucionar Ia probIemática».
«En razón de Io anterior, se hace necesario una refIexión seria y contundente con miras a redescubrir que aún Ias noticias se producen a partir una mirada sexista sobre Ia reaIidad, y que eI Ienguaje y Ias tácticas con Ias cuaIes se presentan Ias noticias pueden IIevar a Ia revictimización por apaIancarse en detaIIes morbosos, que a veces arrastran hacia Ia construcción de un perfiI específico de la víctima».
Respetar la dignidad de la víctima y familiares.
El lenguaje importa, por eso hay que cuidar
siempre qué tipo de imágenes y los términos a utilizar en cada uno de los formatos utilizados para presentar las noticias sobre violencia basada en género.
Tomar siempre en cuenta el contexto y que el feminicidio es un crimen de poder.
Presentar las
informaciones recabadas de los casos, ya sea de violencia sexual, feminicidio o personas desaparecidas como parte de la incidencia en violencia de género y no como caso aislado y siempre tomar en cuenta las circunstancias en las que ocurren estos hechos.
Incluir en sus trabajos periodísticos los números telefónicos de las instituciones y organizaciones que ofrecen orientación y asistencia en caso de violencia de género:
En República Dominicana llamar al *212 o al 809-685-3755.
Creerle a la víctima.
Reconocer que la víctima está en un momento de extrema vulnerabilidad, por lo
que es importante creer en su testimonio y evitar la revictimización.
Publicar datos del agresor evitando que el anonimato asegure impunidad.
En la cobertura de femicidios es habitual que la información se centre en la víctima.
Esto no es necesariamente problemático, ya que puede contribuir a que la población empatice con la gravedad del hecho, reconozca las consecuencias de la violencia basada en género y reclame mejores estrategias de prevención.
Pero el foco no debería estar solo en la víctima.
En lugar de examinar la conducta previa de la víctima, que no tiene relevancia para explicar el crimen, es más relevante examinar la conducta previa del femicida.
¿Había antecedentes de violencia física o psicológica en la relación? ¿El agresor tenía un historial de violencia hacia otras mujeres?
Realizar seguimiento de los casos publicados.
Esto permite visibilizar que no se trata de un hecho
aislado pero de un fenómeno social que necesita respuestas por parte del Estado.
Conocer y respetar las etapas del proceso penal a fin de informar debidamente a la audiencia y no incurrir en la denominada mediatización judicial respetando también el derecho de presunción de inocencia.
Tener en cuenta la interseccionalidad de género, raza, etnia, clase social, edad y estatus migratorio.
Consultar a personas expertas en violencia basada en género a la hora de abordar los casos y verificar datos de organizaciones especializadas.
Buscar la respuesta de las instituciones del Estado.
Promover y producir noticias de empoderamiento y casos exitosos en sobrevivientes de violencia de género y que visibilicen la necesidad de políticas públicas para la erradicación de la violencia.
«Ante el panorama actual, se hace necesario que todos los actores sociales conversen, discutan y escuchen las necesidades de cada parte involucrada en el proceso del relato a la hora de informar sobre estos casos», alentó Delgadillo.
La presidenta de la Fundación Vida sin Violencia, Yanira Fondeur, advirtió que en los primeros 10 meses de este año se registran 57 feminicidios de parejas o exparejas; cuarto menos que los del 2022, por lo que considera necesario una revisión de las políticas públicas.
De las 57 víctimas registradas, 44 son menores de 35 años, jóvenes, que han dejado 47 huérfanos al día de hoy, a pesar del subregistro existente.
Otros casos que citó son los intentos de homicidios a mujeres y otras agresiones que no figuran en estadísticas.
Por Javier Herrera