El 24 de julio, la UNESCO declaró como patrimonio cultural, los paisajes de los sembradíos de agave, así como las antiguas instalaciones industriales de Tequila, Jalisco, por lo que se eligió esta fecha para celebrar el Día Internacional del Tequila, la popular bebida acompañada con sal y limón.
El tequila es una bebida emblemática de México, su importancia cultural trascendió fronteras, colocándola como una de las bebidas alcohólicas más consumidas en el mundo.
La más conocida de las leyendas de su creación, es aquella en la que se dice que hace mucho tiempo, en una enorme tormenta, un rayo cayó sobre un campo lleno de agaves, las altas temperaturas del incendio que provocó su impacto, hicieron que hirviera el corazón de los agaves, emanando vapores con un aroma sin igual.
Al poco tiempo, de estas bolas de agave incendiadas, comenzó a derramarse un líquido meloso con sabor dulce y agradable. Posteriormente, los habitantes de la zona se dieron cuenta que al fermentar dicho líquido se obtiene una bebida embriagante, que a veces relajaba y otras tantas hacia exaltar a los que la consumían, dando eufórica energía que disminuía con el paso del tiempo.
Esta bebida misteriosa la asumieron como un regalo de los dioses de la embriaguez.
Esta leyenda cuenta parte de cómo se obtiene el aguamiel del agave y cómo la fermentación era uno de los procesos más recurridos para consumirlo.
Sin embargo, en la actualidad, sabemos que el tequila es una bebida que se obtiene a través de la destilación.
El proceso para hacer tequila es largo y detallado, debe hacerse con esmero y dedicación. La elaboración del tequila se considera casi un arte, especialmente aquel que se elabora de acuerdo a las técnicas tradicionales y artesanales.
Por: Jireh Sánchez