Es época de resúmenes y evaluaciones, tiempo de balances en que se miden con números desapasionados ganancias y pérdidas, cuando se formulan propósitos y proyectos para el año que está al llegar, en medio de brindis, festejos, nostalgias de tiempos mejores y tristezas por los que han partido.
En tren de sumar y restar, acaso sea necesario también medir hacia adentro de cada uno el tiempo que hemos dedicado a compartir con los hijos, con la pareja, con los amigos, los momentos pasados junto a los ancianos de la familia o con buenos libros, el tiempo dado a esas inquietudes relegadas por lo urgente que se impone a lo importante.
Quizá mejore un poco nuestra existencia futura si a ese balance le otorgáramos la misma prioridad que a las cifras de ganancias y pérdidas. Por Santiago Almada.